Bueno, hoy voy a atacar el tema que os tiene a casi todos en ascuas. Es un tema tan demandado que seguro que después de que publique la entrada será primera página en los más importantes rotativos de este hemisferio.
Al parecer me voy a vivir a París. Notaréis una fórmula sintáctica un poco extraña ("al parecer") siendo yo mismo quien debe mudarse de una ciudad a otra. Efectivamente así es. Para poder explicar la condicionalidad de la frase debemos volver una vez más al fuerte... Así pues me calzo mis botas altas, abotono mi chaqueta pese al fuerte calor africano, calo la bayoneta y subo a la empalizada con intención de llevarme a un par de moros al otro barrio.
Hace unos cuatro meses, recibimos la visita de nuestro nuevo gobernador de la región. Se trataba de un rubicundo escandinavo que decidió que un fuerte tan grande no podía ser mantenido por tan pocos hombres. Decidió clausurar el fuerte, licenciar a mis compañeros con honores y a mí, que me debió ver con hechuras de comer mucho marrón, me destinó a apatrullar el desierto, mauser a la espalda. Eso si, me subió la paga, que ya tocaba. Me puso una mano en el hombro y me dijo con muy buenas palabras lo orgulloso que se encontraba de mis métodos para desventrar infieles.
Si esto ya os llama la atención, esperar a que os cuente el resto.
Resulta que mis compañeros echan el candado al fuerte y se retiran a sus quehaceres de civil. Pero, amigos mios, los sarracenos no se licencian cuando viene un sueco rubicundo y, a estas alturas de película, no estaban para contarles muchos chistes. Así que ahora en solitario, a bayoneta calada, me dedico a entablar con ellos una endiablada guerra de guerrilla valiendome del elemento sorpresa. Y es que este insoportable calor y tanta arena en solitario, te vuelven un poco tarumba; tanto silencio y de repente las imprevisibles tormentas de arena, atronadoras. Reventandote los tímpanos durante horas, una tortura de la que escapas sólo si tienes un buen objetivo: salir vivo de esta carcel de arena y fuego.
Saturday, March 17, 2007
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1 comment:
Ánimo, asegurate de tener balas para todos.
Te acompaño en el espíritu al abordar una batalla similar en otra guerra. Dejo las tranquilas y aburridas aguas del pácifico, para adentrarme en el desconocido mar de los sargazos a enfrentarme con vete tu a saber que clase de calaña.
Que el espagueti volador nos coja confesados..
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